Cuidar y mantener una piel bonita y saludable no es tarea fácil. Las diferentes problemáticas a las que se puede enfrentar nuestra dermis, sumadas a factores ajenos a nosotras mismas, como el envejecimiento natural de la piel o la exposición a los radicales libres, hacen que mantener una imagen adecuada sea una tarea si no imposible, si bastante compleja.
¿Cómo podemos, entonces, dada esta marea de agentes negativos, cuidar y mantener el estado de nuestra piel? A través de los conocidos como productos de cuidado facial o skincare que, en sus diferentes texturas y formulaciones, conseguirán (o, al menos, motivarán) el mantenimiento saludable de nuestra piel, tanto a nivel interno como externo.
Está demostrado que no hay activo ni producto de cuidado más eficaz que el de la constancia, siguiendo una rutina facial diaria, completa y especializada, escogiendo los tratamientos más adecuados para nuestra tipología de piel y, sobre todo, aplicándolos en el orden correcto. De hecho, son muchas las ocasiones en las que creemos que no damos con nuestra ‘skincare routine’ perfecta y el verdadero error reside, más allá de los productos escogidos, en la forma en la que los aplicamos.
De nada sirve que escojamos el sérum con ácido hialurónico más completo del mercado o las ampollas con Vitamina C favoritas entre las gurús de belleza si, a la hora de incluir estos tratamientos en nuestra rutina, están obstaculizados por la previa (y errónea) aplicación de una crema facial más untuosa.
El orden lo es todo a la hora de aplicar cosméticos y, si bien existen ciertos trucos que rescinden la norma (como el conocido efecto sandwich, para paliar la irritación de activos de alta potencia como el retinol), la clave del éxito para una piel saludable residirá en seguir una rutina facial ordenada por texturas.
Más aún en un escenario como el actual, donde cientos de referencias y tendencias en redes sociales nos hacen confundirnos, sin saber con exactitud qué cosmético va primero, como ocurre con tratamientos tan populares como el sérum y la crema facial.
Para arrojar un halo de luz a estas ‘dudas cosméticas’ y descubrir, de una vez por todas, el paso a paso correcto de una rutina facial, desde Listísima hemos preparado la guía definitiva, aclarando los interrogantes generales (como aquello de si va antes el sérum o la crema), pero también definiendo, por etapas, una rutina facial correcta, completa y apropiada para cualquier tipo de piel.
Diferencias entre el sérum y la crema facial
Una de las vías más fáciles para entender qué cosmético es, sencillamente, distinguir los aspectos que diferencian a ambos productos, enfocándonos especialmente en textura, función y resultados. Como nos explica Belén Acero, farmacéutica especialista en dermofarmacia y nutrición y Titular de Farmacia Avenida América, “la gran diferencia es el vehículo en que están disueltos estos principios activos”.
“Por ejemplo, el sérum es más ligero, se absorbe más rápido y penetra antes, mientras que una crema tiene una fase grasa mayor que el sérum, se absorbe más lentamente y, además, puede poseer ingredientes emolientes u oclusivos, que proporcionan mayor nutrición que un sérum. Este es el motivo por el que el sérum se aplica antes que la crema, precisamente porque se absorbe antes y es más ligero que una crema”, añade Acero.
Además, también debemos atender las necesidades de la piel y la tipología de los productos que aplicaremos, ya que no será igual incluir una crema hidratante y un sérum de acción simultánea en pieles grasas (que no necesitan de ambos) que combinar una crema hidratante con un suero humectante (formulado, por ejemplo, con ácido hialurónico) en pieles secas y/o deshidratadas que exigen este aporte de agua.
“Por ejemplo, si la piel es grasa se puede utilizar solo un sérum en la rutina facial, todo dependerá de las necesidades de la piel. Por su parte, las pieles secas y/o deshidratadas, necesitarán tanto un sérum y una crema para una mayor nutrición e hidratación. Lo más importante es saber identificar el tipo de piel para darle a la piel lo que necesita” explica la farmacéutica.
¿Qué va antes el sérum o la crema?
En otras palabras, la regla básica para aplicar productos para la piel correctamente, ya sea una crema, un sérum facial o un tónico, es ir de lo más ligero a lo más pesado en términos de textura. Y es que, como explica Eva Collar, esteticista y fundadora de los Centros y Clínica de belleza y bienestar Marquessa, “de esta forma nos aseguraremos de que cada producto se absorba correctamente y no interfiera con la penetración del siguiente. Además, es importante tener en cuenta que entre productos debe haber un tiempo de espera para que se absorban completamente, especialmente los sérums”.
Basándonos en esta teoría, dado que la mayoría de sérums son más livianos y están formulados con ingredientes activos concentrados, “se recomienda aplicarlos antes que las cremas hidratantes, ya que al ser más densas, pueden crear una barrera en la piel que impida que los activos hagan su función en la piel” añade Collar.
El paso a paso correcto en una rutina cosmética
Eso sí, como bien sabemos, una rutina de cuidado facial no solo se construye por un suero concentrado y una crema facial, junto a estos tratamientos, personalizaremos nuestra rutina adaptándola a nuestras necesidades cutáneas e incluyendo, en ellas, tratamientos de otras índoles.
Productos como, por ejemplo, la limpieza y tónico para limpiar y preparar la piel, el contorno de ojos y/o labios, para rellenar e hidratar estas zonas de delgada densidad. Así como el protector solar, de obligado cumplimiento los 365 días del año, bajo la misión de enfrentar el daño oxidativo de los radicales libres (como la contaminación o la radiación solar).
De ahí que, al igual que es prioritario utilizar el sérum antes que la crema facial, también debamos saber el orden correcto de cada cosmético para así desarrollar, como una auténtica experta, nuestra rutina de cuidado facial, sin error alguno. El paso a paso correcto en una rutina de belleza sería:
Paso 1: limpieza facial
Aunque no lo creas, nuestra piel acumula suciedad por naturaleza, llevándonos a que, en muchas ocasiones, esta acumulación de residuos se acumule en forma de poros (sin contar la suciedad que los propios cosméticos y productos de maquillaje generan y que deben ser eliminados tras la jornada diaria).
Para evitar esta absorción y mantener un tono regular y suave, la limpieza será clave. Así lo detalla Eva Collar, quien apunta que “empezaremos con un limpiador facial suave para eliminar las impurezas, el exceso de grasa y los residuos de los productos usados la noche anterior y después aclararlo con agua tibia y sécalo”.
Paso 2: tónico facial
Tras esta primera etapa que, según el grado de suciedad y/o productos que presentemos, deberemos optimizar con el desarrollo de una doble limpieza (fase oleosa y fase jabonosa), llegará el momento de introducir el tónico. Y es que, si bien este cosmético de cuidado no siempre es el más querido por los profesionales de la belleza, según las necesidades de nuestra piel (como ocurre en pieles sensibles o deshidratadas) puede ayudar a preparar, calmar e, incluso, empezar a hidratar nuestro rostro.
Como recomendación, Collar nos aconseja aplicar este “a toquecitos suaves con un algodón”, ya que, como continúa la experta, “un tónico puede ayudarnos a restablecer el pH natural de la piel y así prepararla para absorber mejor el resto de productos”.
Paso 3: sérum
Una vez absorbido el tónico, repartiremos por el rostro y el cuello un sérum específico según las necesidades de nuestra piel, tanto por el día como por la noche (ya que se recomienda desarrollar esta rutina de cuidado facial dos veces al día). “Algunos activos populares en los sérums que son interesantes de utilizar son la niacinamida, que ayuda a pieles grasas y acneicas, o la vitamina C que mejora la textura de la piel y evita las manchas solares” apuntan desde la Clínica de belleza y bienestar Marquessa.
Paso 4: contorno de ojos y/o labios
Otro de los pasos más desconocidos y, por ende, menos habituales, es el tratar la zona del contorno de ojos. Y es que, si bien nuestro rostro, por normal, tiende a evidenciar los signos más importantes de envejecimiento (bien sea en forma de arrugas, opacidad o falta de firmeza), la mirada es uno de los primeros agentes en evidenciar este paso del tiempo a través de las temidas patas de gallo.
Para combatirlas, aplicaremos una crema para el contorno de ojos tras la aportación y absorción del sérum, en pequeños toquecitos y por toda la zona ocular, tanto la zona de la ojera como ligeramente en la zona de los párpados.
Paso 5: crema facial
Tras su aplicación, llegará el turno de la crema facial, actuando, en palabras de Collar, como “una barrera que retendrá la humedad y protegerá la piel de los factores externos”. Eso sí, no todo vale a la hora de incluir este tratamiento, deberemos escoger la crema facial que priorice nuestra piel, bien sea una hidratante, una iluminadora o una antiedad. Mientras, en lo que refiere a su aplicación, Eva Collar aconseja “aplicaremos de la misma forma que el sérum, es decir, masajeándolo suavemente”.
Paso 6: foto protección (solo en la rutina de mañana)
Por último, no podemos olvidarnos de incluir un protector solar, ya que, durante el día, este será nuestro mejor aliado para combatir los daños externos provocados por radicales de diferentes índoles, como la contaminación o la radiación solar, entre otros.
Y es que, como concluye la fundadora de los Centros y Clínica de belleza y bienestar Marquessa “de esta forma no solo evitamos las quemaduras solares, sino que también prevenimos el envejecimiento prematuro”.