Si hay un sector que ha sufrido notablemente los vaivenes de las tendencias efímeras, ese ha sido, sin lugar a dudas, el del maquillaje. Abrumado por técnicas que abrazan todo tipo de extremos, junto a productos virales en redes sociales que prometen fecha de caducidad, el mundillo del maquillaje ha sabido salir reforzado de todas estas crisis estéticas, adquiriendo y prolongando solo aquellas tendencias (y trucos) que realmente merecían la pena. Ejemplo de ello es la técnica conocida como ‘baking’ (traducida como horneado, en español).
Este método, aclamado por los maquilladores profesionales y aficionados, ha sabido asentarse entre las tendencias más inesperadas tras su promesa de mantener un maquillaje duradero, natural y aterciopelado, que llega a imitar la piel suave de un bebé. Aunque las oportunidades de este trabajo estético no acaban aquí. Además, el baking se ha mantenido como un recurso idóneo para aquellas mujeres que quieren combatir brillos o exceso de grasa, sin perder, eso sí, la imagen natural de la piel.
Y todo ello, sin obviar su carácter lifting, capaz de alisar la piel y ofrecer, a aquella que consigue dominar la técnica, una imagen rejuvenecida, ultra favorecedora y de lo más sofisticada. Aunque no todo son bondades a la hora de hablar de esta técnica. También existen ciertos peligros, advertencias y dificultades a la hora de introducirnos en ella.
Para acercarte a esta desconocida tendencia y que descubras una opción más entre el rico abanico de posibilidades estéticas, desde la redacción de Listísima hemos contactado con varios expertos en belleza y esto es todo lo que debes saber sobre la técnica de baking, antes de aventurarte por ella.
¿Qué es la técnica baking en maquillaje?
Lo primero que debemos destacar a la hora de hablar del baking, es que tiene como objetivo eliminar cualquier imperfección visible para, así, conseguir un acabado totalmente pulido a la vista y sobre todo duradero. Como nos explica el equipo de maquillaje de Salón YÖY, “su objetivo principal es eliminar brillos y matizar la piel el máximo tiempo posible. Se suele usar bastante en sesiones fotográficas u ocasiones especiales en las que se necesita un look impecable y que perdure en el tiempo.”
La clave de su éxito reside en su alta cobertura, creada para camuflar cualquier imperfección del rostro, pero también capaz de fijar algunos de los aspectos más complicados o fáciles de borrar en el maquillaje, como el corrector, consiguiendo con ello un acabado impecable y duradero. Tal y como apunta Rosa Roselló, directora de formación de Druni, “es una técnica de maquillaje que se utiliza para fijar el corrector y otros productos cremosos”.
“El baking se basa en aplicar una cantidad generosa de polvo translúcido en áreas específicas del rostro, dejándolo reposar sobre la piel durante unos minutos antes de retirarlo. Este proceso permite que el calor natural del rostro fije los productos, sellándolos de manera efectiva y dejando la piel con un acabado suave y aterciopelado, manteniendo muy bien los brillos y el exceso de grasa” añade la experta.
Beneficios de la técnica de maquillaje baking
Aunque su acabado de alta cobertura no es la única gran aportación que esta técnica de “horneado” brinda al sector del maquillaje. También optimiza la durabilidad del maquillaje, alargando el tiempo de productos de rápida absorción, como maquillajes fluidos o tratamientos en crema, como pueden ser correctores, colores o sombras más especiales. Y todo ello, sin olvidarnos que es idóneo para pieles grasas, permitiéndonos controlar el brillo y resaltar áreas específicas del rostro como los pómulos.
De hecho, para Esther Llongueras, responsable de estética y bienestar de Llongueras, la técnica baking va mucho más allá, aportando una amplia carta de beneficios para el maquillaje como ayudar a prevenir el desvanecimiento del corrector, mantener una piel más uniforme y lisa, camuflar poros dilatados, así como evita la necesidad de retocarnos el maquillaje continuamente (algo muy positivos en citas de larga duración, como una boda).
¿A quién favorece el baking?
Si bien sus acabados son deseados para todo tipo de pieles, debemos tener cuidado al abordar esta técnica, ya que, no siempre favorece o beneficia a determinadas pieles. A la hora de determinar sus usos, Rosa Roselló, de Druni, lo tiene claro: “el baking es ideal para quienes buscan un maquillaje de alta cobertura y larga duración, especialmente en situaciones donde necesitas que tu look permanezca intacto durante muchas horas, como eventos, sesiones de fotos o días calurosos”.
Mientras, en lo que refiere al tipo de piel que deberían practicar el baking, Roselló es más precisa y aclara que, “es especialmente beneficioso para quienes tienen piel grasa, ya que ayuda a controlar el brillo y a mantener el maquillaje en su lugar por más tiempo. Sin embargo, si tienes piel seca o madura, debes tener cuidado. El exceso de polvo puede resaltar la sequedad o las líneas finas, por lo que, en estos casos, lo mejor es usar el baking con moderación o evitarlo en áreas donde la piel tiende a ser más seca”.
Paso a paso para realizar la técnica baking
Una vez entendida la misión de esta técnica maquillaje, así como el porqué y quién debe practicarla, es el momento de ponernos en práctica. Y es que, pese a la sencillez que pueda presentarse al hablar de sus bondades, realizar este “horneado facial” no es algo fácil y mucho menos rápido. Se precisa de tiempo, conocimientos y de los productos adecuados para conseguir un acabado sedoso, matificante y perfecto.
Partiendo de esta base y, como en cualquier rutina de maquillaje, comenzaremos con esta técnica preparando la piel y dejándola bien hidratada, bien sea con un sérum humectante, un tónico facial o una crema hidratante más untuosa. Una vez tengamos la piel jugosa y preparada, aplicaremos la base de maquillaje (nuestra favorita) y corrector según apliquemos normalmente, asegurándonos, eso sí, de difuminar bien para evitar acumulaciones de producto. Además, como consejo, Roselló, aconseja “usar un corrector de uno o dos tonos más claros que tu piel en las áreas que quieras iluminar, como debajo de los ojos, la frente, el puente de la nariz y el mentón.”
Tras ello y, sin quitar el corrector, cogeremos una esponja húmeda o una brocha y llegará el momento de empezar con el baking. ¿Cómo? Aplicando una capa generosa de polvo translúcido. “Lo aplicaremos sobre las mismas zonas que aplicamos el corrector y zona T, se pueden aplicar con una brocha o incluso con los dedos, lo importante es no escatimar y usar una cantidad generosa de polvos en cada zona, ya que aquí está la base del baking” explican el equipo de maquillaje de Salon YÖY.
Una vez repartida esta capa traslúcida por los puntos elegidos, dejaremos que el polvo repose en la piel entre 5 y 10 minutos como, si precisamente, estuviésemos horneando algo. “Durante este tiempo, el calor de tu piel hará que el polvo se mezcle con los aceites naturales, fijando el maquillaje” explica la directora de formación de Druni.
Para terminar, retiraremos el exceso de polvo con una brocha grande y suave. “El resultado será una piel perfectamente mate y sin brillo en las áreas donde se ha llevado a cabo la técnica del baking” añade Roselló.
Trucos de experto para realizar la técnica baking correctamente
Además, para optimizar esta técnica y conseguir un acabado profesional desde casa, hemos preguntado a varios de nuestros expertos en belleza y estos han sido los aspectos que han destacado (y que jamás deberemos pasar por alto) a la hora de realizar correctamente la técnica del Baking:
- Aunque el baking implica aplicar una cantidad generosa de polvo, evita el exceso, “especialmente si tienes la piel seca, ya que podría resaltar las líneas de expresión o zonas con textura” explica Rosa Roselló.
- Opta por un polvo translúcido fino y ligero. Los polvos con tintes o de texturas gruesas pueden dejar un acabado pesado o alterar el tono de tu maquillaje.
- Tengas el tipo de piel que tengas, asegúrate de preparar bien la piel con una buena crema hidratante o un primer que proporcione un acabado húmedo. Como afirman desde Druni, “esto evitará que el polvo se vea muy pesado, incluso reseque la piel en los casos más sensibles y/o deshidratados.”
- Aunque la idea es dejar al polvo actuar durante 10-15 minutos, asegúrate de difuminar bien el polvo después. No queremos que queden residuos visibles.
- Es mejor utilizar solo en ocasiones especiales que queremos lucir una piel perfecta, pero no diariamente, ya que, como explica Esther Llongueras, “este tipo de técnica de maquillaje asfixia la piel al tener una cobertura tan alta.”