Es un hecho demostrado, dar con los colores que más nos favorecen puede llevarnos varios años de nuestra vida. Bien sea por mero desconocimiento o falta de tiempo, la realidad es que no siempre tenemos la oportunidad (ni los preceptos) para hacer un análisis estético que dicté los colores que más nos favorecen, llevándonos a simples pruebas de acierto y error hasta dar con aquellos que, según nuestra percepción, son los más adecuados.
Bajo esta misión estética nace la colorimetría. Esta, en palabras de los expertos de Salón YÖY, en Madrid, “es la técnica de estudio que se basa en combinar colores teniendo en cuenta aspectos como el cabello, el color del rostro, color de ojos e incluso el color de la vestimenta que nos acompaña en el día a día. El objetivo es crear armonía entre todos estos tonos para conseguir la mejor apariencia posible”.
No obstante, la práctica supera a cualquier teoría. Y es que, si bien este estudio de color enfocado en nuestro aspecto físico ha conseguido constituirse como una de las técnicas más efectivas y preferidas del sector especializado, a la hora de realizar este test de color, la lección se complica. Para dar con nuestra colorimetría natural y aprender, de una vez por todas, qué colores nos sienta mejor, tanto a nivel de maquillaje, como de cabello y moda, desde Listísima hemos contactado con varios especialistas en colorimetría.
¿El resultado de nuestra investigación? Una guía completa en la que hemos conseguido determinar qué tipos de colorimetría existen (a través del Método de las Estaciones), cómo descubrir qué colorimetría se relaciona con nuestra imagen (a modo de test) así como, tras este análisis, qué colores son verdaderamente los que más nos favorecen según nuestra colorimetría.
Qué tipos de colorimetría existen
Si bien a la hora de categorizar los diferentes tipos de colorimetría existen varios escenarios posibles, una de las técnicas más efectivas (y orientativas) en las que podemos dividir a la población según sus diferentes rasgos es el ‘Método de las Estaciones’. Como afirma Rosa Roselló, directora de formación de Druni, “la colorimetría clasifica a las personas en diferentes tipologías de color, generalmente divididas en cuatro estaciones: invierno, primavera, verano y otoño. Cada estación tiene una paleta de colores específica que se adapta mejor a las características de quienes pertenecen a ella”.
Estación invierno
Entrando en detalles y empezando por una de las estaciones frías, las personas de tipología invierno, “tienen tonos de piel fríos, con subtonos azulados o rosados. Su cabello suele ser oscuro, y los ojos pueden variar entre marrones, verdes, azules o grisáceos” afirma Roselló.
Estación primavera
Por su parte, aquellos que forman parte de primavera tienen, por norma, una piel con subtonos cálidos, que pueden ser dorados o melocotón, a menudo acompañados de pecas. El cabello suele ser rubio o castaño claro, y los ojos claros, en tonos azules, verdes o avellana.
Estación verano
Aunque no debemos guiarnos solo por la calidez ‘natural’ de las estaciones, ya que, como explica Roselló, “las personas verano también tienen subtonos fríos en la piel, pero su apariencia general es más suave y delicada que la de invierno.” Su cabello puede ser rubio ceniza, castaño claro o grisáceo, y los ojos suelen ser azules, grises o avellana claros.
Estación otoño
Finalmente, las pertenecientes a la tipología otoño se describen como personas de tonos cálidos en la piel, con subtonos dorados, “a menudo acompañados de un cabello que va desde el castaño rojizo hasta el pelirrojo y los ojos suelen ser marrones, verdes o avellana” añaden desde Druni.
¿Cómo saber a qué estación perteneces?
Ahora bien, más allá de las características de cada estación, ¿cómo conseguimos determinar realmente a qué estación pertenecemos? Para empezar a analizar nuestra colorimetría, subdividiremos estas cuatro estaciones en dos categorías: tonalidades frías en las que se asienta, como adelantamos líneas atrás, el verano e invierno; Y las cálidas, a las que pertenecen el otoño y primavera.
Esta separación entre frío y cálido, según explica Pilar Vilas para Maybelline New York, “la solemos percibir por el subtono de nuestra piel, que generalmente puede ser cálido si tiene tonalidades doradas (venas verdes en la muñeca o nos favorece el oro más que la plata); subtono frío si, por el contrario, tenemos predominancia de rosas y rojos en la piel (venas azuladas); y neutro, si ni tenemos un subtono mixto que suele suceder con pieles oliváceas, que tienden al verde y que mezclan ambos subtonos”.
Tras esta primera categorización, empezaremos a puntualizar los aspectos que construyen nuestra imagen y los asociaremos a las características de las diferentes estaciones (color de pelo, ojo, etc.). Y, una vez seleccionada la estación, determinaremos el contraste y la oscuridad o claridad de nuestra colorimetría, en función de si nuestro cabello es muy oscuro, claro o si se funde con nuestro tono de piel.
A partir de ahí, podemos entrar en muchas subcategorías, “porque aunque nos encanta encasillarnos y ponernos etiquetas, cada persona es un universo y no existe nadie que encaje a la perfección en una categoría concreta. Pero es cierto que estas teorías pueden ayudarnos a entender un poco mejor qué tonos nos favorecen o cómo compensar algunos que pueden quedar más artificiales en nosotros” añade Vilas.
Trucos de experto para conocer nuestra colorimetría
Eso sí, no siempre tenemos por qué describir nuestra colorimetría de forma teórica. Como afirma Roselló, existen múltiples trucos para dar con nuestra tipología, realizando sencillas pruebas que orienten nuestra estación.
Un ejemplo es el recurrir a prendas neutras, como una camiseta blanca, para ensalzar nuestro tono cálido o frío. Para empezar este truco, “coloca una prenda blanca pura cerca de tu rostro sin maquillaje y observa cómo reacciona tu piel. Si tu piel se ve luminosa y tus imperfecciones se minimizan, tienes un subtono frío. Si, por el contrario, tu piel parece opaca o amarillenta, es probable que tengas un subtono cálido” afirma Rosa Roselló.
Otra técnica es la de probar diferentes tonos de joyas. “Si el oro te favorece más que la plata, es probable que tengas un subtono cálido, y viceversa. Una vez que determines si eres cálida o fría, puedes explorar las paletas de color de cada estación para identificar cuál es la tuya” afirma la experta.
Incluso, si con estas prácticas, aún no terminar de definir tu colorimetría, otra opción sencilla es buscar una celebridad que se parezca a nosotros en cuanto a tono de pelo, piel y ojos y descubrir a qué estación pertenece. Estas, por norma, suelen estar asesoradas por estilistas expertos y optimizan a la perfección esta idea de colorimetría, tanto en lo que refiere a belleza como en moda.
Los colores que te favorecen según la colorimetría
Una vez conseguimos dar con nuestra estación, determinar nuestra colorimetría será cosa de niños. Y es que, si bien a la hora de realizar este test de estaciones, la práctica supera a la teoría, en lo que refiere a la asignación de colores, los especialistas coinciden en qué colores son más favorecedores para las diferentes estaciones, determinando que:
- Las personas de tipología invierno, con subtonos azulados o rosados, les favorecerán más los tonos fríos y profundos, como el negro, el azul marino, el gris, el blanco puro, y los colores joya, como el verde esmeralda o el fucsia.
- Para aquellos que formen parte de primavera, los expertos lo tiene claro, “los colores que mejor les sientan son los cálidos y brillantes, como el coral, el turquesa, el amarillo suave, y el verde menta” explica Roselló.
- Por su parte, las personas verano que, como hemos visto, presenta una imagen suave y delicada, priorizarán colores pastel y los tonos suaves y apagados, como el lavanda, el azul cielo, el rosa empolvado, y el gris perla, son sus mejores aliados.
- Finalmente, para las personas de tipología otoño, los colores que mejor les sientan según la colorimetría son los cálidos y terrosos, como el naranja, el marrón, el verde oliva, el beige, y los tonos mostaza y calabaza.